Se mantuvo la celebración de la misa funeral a pesar de la incertidumbre que rodeaba la situación vivida por el corte del suministro eléctrico
Una concentración en Zamora reclama la continuidad de La Molinera en Valladolid
Una veintena de participantes interpelan a la empresa zamorana que compró el edificio, que quieren desalojar tras cuatro años como centro social
"La Molinera no se desaloja". Tras esta pancarta, una veintena de personas se concentró hoy en la plaza de Santiago, en la capital zamorana, para reclamar la continuidad de La Molinera e "interpelar" a la empresa zamorana que compró el inmueble de Valladolid.
La Molinera es "un centro social vallisoletano que lleva existiendo desde hace cuatro años, ubicado en una antigua fábrica de harinas catalogada como Bien de Interés Cultural, que se convirtió después en un hotel de lujo. Posteriormente, fue abandonado por sus propietarios; más tarde, saqueado y, finalmente, ocupado por un grupo de jóvenes que lo llenaron de vida y actividad", explicaron.
"10, 10, 1.000? centros sociales. Defendamos La Molinera", se podía leer en otra pancarta. La empresa que compró el inmueble "promueve el desalojo, sin haber especificado cuál es su proyecto para un lugar tan querido por la sociedad vallisoletana ni justificado los motivos por los que se acabará con la trayectoria de La Molinera, entre las cuales, en los últimos meses se encontraba una despensa solidaria que ayudaba a un número creciente de familias con alimentos y artículos de higiene", añadieron
Apuntaron que "son cientos de asambleas, eventos, entrenamientos, talleres, charlas, ensayos y encuentros y miles de personas las que, de producirse el desalojo, se quedarán sin un espacio referencial".
El corte del suministro eléctrico empaña las buenas condiciones meteorológicas que acompañaron un día histórico
Puente asegura que "el objetivo es facilitar que las personas que tengan que coger un tren y no tengan otra posibilidad de pernoctar puedan hacerlo allí"
"Podrás encontrarnos en la terraza de al lado", decía el mensaje que los empleados de un establecimiento del centro de Valladolid le enviaban a su jefe