La librería de guardia

La crónica cultural de Ágreda de este lunes para Tribuna

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La librería de guardia
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
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Dos vidas, decía Machado que teníamos que tener. Una para leer y otra para pasear.  Los autores que están dejando un sello indeleble este verano en mi memoria literaria son italianos. Después de ver otra vez La gran belleza de Sorrentino me dio por el país de la bota. Y apareció de repente Rafaelle La Capria, napolitano como Sorrentino, con su libro La nostalgia de la belleza. Este libro sienta también como un rato de sombra y un trago de agua fresca en estos días finales de agosto. La Capria no tiene una página mala. Sabe de lo que habla por haber vivido casi cien años. Vivido, gozado, sufrido los rigores de la vida y del turismo que ha invado su paraíso: Capri.

Después apareció su amigo Piergiorgio Belocchio, nacido en Piacenza con su estupenda trilogía. De la parte equivocada, Soy un paria de la ciencia y Somos ceros satisfechos. El sentido común, escribe, no concibe los principios separados de los hechos. La maestría de Belocchio, su intensidad y su clarividencia para explicar estos tiempos y cualquier tiempo se agradece y sabe que la vida no es más que un breve caos entre dos silencios eternos que nos vemos obligados a vivir del mismo modo que el sol sale todos los días porque no tiene más remedio.

Y llegó Pier Paolo Pasolini con Las bellas banderas? Ciertos sentimientos son demasiados interiores, delicados, para poderlos expresar de modo superficial, con la falta de pudor que implica la columna de un periódico o un programa de televisión. En las páginas de este magnífico libro, el tiempo se convierte en un fluido de la conciencia. Todas las voces, todos los ámbitos son atravesados por su pensamiento y raciocinio con ese humor escéptico y felliniano tan característico

Y llega el maestro de Catania, Giovanni Verga con sus Historias sicilianas lleno de humanidad. Su libro es como una introspección sobre el misterio de la vida y de las penurias que tienen que pasar los que no tiene nada que llevarse a la boca. Es un escritor, Verga,  infatigable y sagaz a partes iguales.

Somos la suma de nuestras lecturas, a partir de los libros se puede navegar sin moverte de casa ? a quién se le ocurre salir de ella con la que está cayendo- por lo familiar y por lo desconocido. En la soledad de la lectura surge el conocimiento. Pensamiento y literatura van juntos. El mundo, como dice un viejo texto hindú, es como la impresión que deja la narración de una historia.

Todos estos libros están bellamente editados. ¡Descúbrelos!

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