El cuidado en la ancianidad 2

imagen
El cuidado en la ancianidad 2
Marcos Pastor Galán
Marcos Pastor Galán
Lectura estimada: 3 min.
Última actualización: 

La semana pasada, antes del apagón general, traté de iniciar la materia sobre los cuidados que requieren los ancianos. Comenté que la senectud es una etapa de la vida y no algo negativo, un momento que simplemente requiere más cuidado por parte de la familia y los sanitarios. Porque envejecer no debe implicar algo negativo ni es una enfermedad, máxime si cumplimos los estándares de la OMS de salud (estado de bienestar físico, mental y social).

Las tres áreas de la OMS están altamente interrelacionadas. Sin embargo, el bienestar social es posible que sea el aspecto que menos se atiende. Sin un sentimiento de bienestar social, el anciano no va a encontrar motivos que le mantengan psicológicamente bien. Y ya si descuidamos la parte mental, se abandonará físicamente. Al final, es un triángulo donde unos se necesitan a otros para sustentar las complicaciones de la edad.

Generalmente, se da por hecho que con una visitilla a la semana, con pagar una residencia o con dar una asistencia básica, el anciano está más que cubierto. Olvidamos que pueda necesitar tener amistades, conversaciones, entretenimiento... Abandonamos cualquier ocio aunque nos pasemos la vida buscando actividades que nos llenen en ese aspecto en la juventud. El problema es que nos centramos mucho en otras cuestiones que nos eximan de responsabilidad, como todas las enfermedades que surgen y se hacen más frecuentes.

Resulta más fácil pensar en que un catarro necesita asistencia médica urgente y con eso hemos completado el cuidado, pero no es así. El anciano es un paciente pluripatológico y, como tal, plurimedicado. De hecho, muy gran parte de la medicación acaba siendo para contrarrestar los efectos secundarios de otra medicación. Y toda esa ristra de "pastillas" se centra en querer minimizar cada posible problema de salud, sin entender el gran perjuicio que también tiene la polimedicación.

La alimentación es fundamental para asegurar su bienestar físico, para prevenir enfermedades y, en definitiva, para mejorar la salud del anciano. Sin embargo, este es otro punto que llega a ser obsesivo entre las familias. Se termina por controlar al milímetro algunos aspectos mientras se descuidan otros. Se asumen prohibiciones que, muchas veces, son lo escasamente alegre que tienen. Por ejemplo, es típico que a un paciente diabético con demencia muy avanzada se le prohiba comer dulces, como si fuese a ser peor el remedio que la enfermedad...

Y como la alimentación y los fármacos, podría extenderme muchas páginas para llegar a una misma conclusión como problema: la falta de cuidado y explicaciones de los sanitarios hacia los familiares sumado a la necesidad de los familiares de querer extender la vida del paciente. No se concibe que es una etapa final que va a tener un final en algún momento y que, no por poner mil parches, se van a evitar los otros mil factores que acechan, muchos de ellos provocados por los propios parches.

Así pues, llegamos a un final de la vida que puede durar más o menos. Y podemos optar por el martirio del anciano degradando su bienestar mental y social o, por el contrario, mejorar su calidad de vida aunque se pueda ver acortada uno o dos meses. Y desde luego, como sanitario, como familiar de 3 ancianos que fallecieron en el mismo año y como persona que llegará a ese momento. Poruqe el cuidado de la salud del anciano no debe centrarse en la ausencia de enfermedad (tal como dice la OMS), sino en un bienestar físico, mental y social.

Últimas noticias de esta sección

0 Comentarios

* Los comentarios sin iniciar sesión estarán a la espera de aprobación
Mobile App
X

Descarga la app de Grupo Tribuna

y estarás más cerca de toda nuestra actualidad.

Mobile App