Día de Europa: 9 de mayo ¿Quién está matando a Europa?
Es curioso que mientras que los lectores de Facebook, a quienes he preguntado por la fiesta del 9 de mayo, todos sabían que era el día de Europa. a esta misma pregunta la gente de la calle responde en general 'no sé'. Lamentablemente, la idea que la mayoría de los ciudadanos tiene de la UE se limita a los grandes sueldos de los políticos de la UE y de los eurodiputados. Yo no quiero haceros perder el tiempo con este tema. Solamente quiero deciros que toda la corrupción y todos los fallos que pueda haber en las instituciones europeas se deben a los partidos políticos nacionales. No miremos a los funcionarios europeos. La mayoría de los funcionarios que trabajan en las instituciones europeas han conseguido el puesto por oposición, y su sueldo no se lo han fijado ellos. Cuando hablemos de 'sueldazos' y de corrupción, miremos únicamente a todos los más altos funcionarios que han sido puestos a dedo, muchas veces sin capacitación profesional. Y si pensamos en los eurodiputados, no digamos que los hemos elegido nosotros. Si de nosotros dependieran, probablemente ninguno de ellos habría sido elegido, pues también han sido puestos más o menos a dedo por los respectivos partidos políticos. Por tanto, la corrupción de las instituciones europeas es la corrupción de nuestros políticos nacionales. Y os aseguro que los políticos españoles no van a la cola en la lista de los corruptos.
Dicho esto, voy a repetir casi al pie de la letra mi artículo del año pasado.
La Declaración Schuman, o Plan Schuman, que tuvo lugar el 9 de mayo de 1950, es un hito histórico en el proceso de integración europea. La reconciliación entre Francia y Alemania es el inicio de la reconciliación entre los demás países de Europa y de una paz de 75 años. Es lógico, por tanto, que consideremos este día como el día de Europa, Pero lo que no es lógico, es que no sea un día festivo en toda Europa. (Solamente en Luxemburgo es desde 2019 fiesta no laborable). Al parecer, pesan mucho más para nuestros gobiernos, que son los encargados de establecer las fiestas laborales, las guerras fratricidas entre los pueblos o las naciones europeas que la reconciliación entre los ciudadanos. Somos muy amigos de la paz pero incapaces de desechar de nuestro calendario fiestas regionales históricamente tergiversadas que no significan nada para el ciudadano del siglo XXI y que nos recuerdan el enfrentamiento entre los pueblos. Podemos citar como ejemplos la fiesta de la Comunidad de Madrid – 2 de mayo- o la fiesta de Cataluña, 11 de septiembre.
Europa como refugio en tiempos de guerra.
En estos momentos en que Europa acoge a más de 4 millones de ucranianos que han huido de la guerra y varios millones de refugiados de otros países de África y de Asia que están en guerra o bajo las dictaduras, tenemos que ser conscientes de lo que significa la UE, esa Unión Europea que ha recibido el premio Nobel de la paz y de la que debemos estar orgullosos.
Europa puede morir
Pero esta Europa, grande por su defensa de la paz y de los valores democráticos 'puede morir', como ha dicho Emmanuel Macron y también el recientemente fallecido Papa Francisco. Puede morir, pero no de muerte natural o porque quede desfasada o no sepa adaptarse a la realidad actual, sino que puede morir envenenada o asfixiada por los políticos, que han hecho de la UE una institución lenta en sus reflejos y en sus decisiones, un monstruo de 27 cabezas, que antes de ponerse en marcha tiene que pasar por el filtro de los partidos políticos y luego de los gobiernos.
Europa puede morir, porque la democracia está languideciendo en muchos Estados miembros, y entre ellos España. No son los enemigos externos los que puedan acabar con Europa. Durante mucho tiempo han sido varios los grupos políticos los que abiertamente defendían la integración europea: los cristianodemócratas de Adenauer y Alcide de Gasperi, los socialistas de Paul-Henri Spaak y Willy Brand, los liberales de Simone Veil, los comunistas de Altiero Spinelli y los Verdes de Cohn-Bendit, además de otros pequeños grupos políticos, como los radicales de Marco Pannella. De esta piña de partidos políticos defensores de la integración europea se han ido desprendiendo fracciones tanto de la derecha como de los Verdes y de los comunistas, y en estos últimos tiempos hasta los socialistas empiezan a desertar de Europa, por no hablar del auge de los partidos de extrema derecha.
Señores políticos, ustedes, que han excluido a los ciudadanos de la construcción de Europa, son los que están matando a Europa. Si la Comisión Europea, como guardiana de los tratados, no controla de cerca a los gobiernos de los Estados miembros para que respeten los valores democráticos y cumplan con los derechos humanos en sus respectivos Estados miembros, no es que Europa pueda morir, es que Europa está ya muerta