Parecía que Valladolid se iba a salvar de la lluvia, un día más y a pesar de las previsiones, pero no fue el caso. Al menos, por momentos. Las gotas cayeron del cielo, pero era más de alegría que de tristeza, ya que veían cómo el 'Santísimo Cristo del Olvido', bien hallado y acompañado por los hermanos de la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, recorría las calles de la capital un Lunes Santo, que tuvo más luces que sombras.

La lluvia generó un momento de tensión e incertidumbre cuando la talla de Pedro de Ávila encaraba la fachada de la Facultad de Derecho en mitad del recorrido. Aun así, los paraguas, afortunadamente, desaparecieron para que el desfile procesional continuara su sendero hasta alcanzar el Real Colegio de San Albano (los ingleses), donde se vivió un emotivo encuentro entre el Santísimo Cristo del Olvido y su madre, la Virgen Vulnerata.

A partir de ese momento, se hizo el silencio en los alrededores de la zona para acompañar a los hermanos de la Preciosísima Sangre que, un año más, pasaron por Arzobispo Gandásegui, plaza de la Universidad, Ruíz Hernández, Juan Mambrilla, Velardes, plaza de San Juan, y Don Sancho hasta los ingleses, y de ahí regresaron a su sede por Castelar, Regalado, Cánovas del Castillo, Catedral y plaza de Portugalete (por la zona peatonal), donde se cerró un Lunes Santo esperanzador para volver a sentir, en primera persona, otro encuentro 24 horas después, el de 'Nuestra Señora de las Angustias' y el 'Cristo Camino del Calvario'. Ambos se reunirán, si Dios quiere, en la calle de la Amargura.