Era muy complicado alargar esa racha histórica de ocho victorias consecutivas que aupó al UEMC Real Valladolid Baloncesto a la zona alta de la tabla. Con permiso del San Pablo Burgos, los blanquivioletas llegaron a ser los mejores de la categoría con una victoria inolvidable en el WiZink ante Estudiantes (91-92).

Sin embargo, la pérdida de confianza de algunos jugadores y las molestias físicas de otros, como es el caso de Mike Torres, han vuelto a generar las dudas no solo en el juego, sino en las propias sensaciones empezando por el entrenador, Paco García, que no tuvo ningún problema en reconocer que no estaba pasando por su mejor momento por las derrotas consecutivas que habían sumado los suyos, con la excepción del partido ante el Fuenlabrada en Pisuerga que fue, sin duda, el encuentro que mejor gestionó el UEMC o, al menos, el que controló de principio a fin sin dejar opciones a su rival desde el minuto 1 de partido.

En esta ocasión, era el polideportivo Pisuerga, de nuevo, el que quería certificar si esas dudas surgidas fuera de casa podrían quedarse en el olvido, pero no fue así. Los de Paco García cayeron (69-84) en un encuentro en el que mostraron esa versión irreconocible que solo se había manifestado en ocasiones puntuales a lo largo de la temporada. Por ejemplo, en Burgos o en Oviedo antes de entrar en este bucle negativo que hasta cuando parece que hay una jugada bien trezada y con una buena ejecución, el aro repele determinadas intentonas. 

Fue Alicante el que aprovechó los constantes errores de los locales, que se agarraban al salvavidas de Herve Kabasele, que acabó siendo la mejor noticia del partido ya no solo por su aparición, sino por su aportación. De hecho, fue, entre otras razones, el que sostuvo al equipo antes de que llegara el descanso (33-36). En esos dos primeros cuartos, los pucelanos consiguieron incomodar al Alicante igualando la balanza de aciertos y errores y aprovechando sus debilidades. Aunque que los dos bases blanquivioletas acabaran la primera parte con 0 puntos dice mucho también de lo que le pasa al equipo. Es decir, tiene un buen director de orquesta, un gran capitán, unos decentes instrumentos, pero desafina cuando toca el estribillo de la canción.

Aun así, quedaba la esperanza de que dieran, de una vez por todas, el paso adelante el resto de jugadores que no sean Lucas N'Guessan y Kabasele, que eran los únicos que acertaban debajo de la canasta. Sin embargo, el UEMC firmó uno de los peores tercer cuarto de la temporada con algún tímido silbido de la afición, que pedía más a los suyos porque eran conscientes de que remontar no era misión imposible. El problema está cuando solo anotas 12 puntos en 10 minutos, y dejas libre a uno de los mejores jugadores del campeonato como es Gudmunsson que él solo (13 puntos) ya había aportado más que todo el UEMC . El '6' alicantino se encargó de frenar las intentonas de un Schmidt que se empezaba a desesperar al ver que, posesión tras posesión, tenía que buscarse la vida para recortar distancias en el marcador. El Pucela Basket lo intentó, merodeó con el umbral y con la barrera de los 10 puntos, pero seguía con un porcentaje muy pobre en el triple y con la valoración de sus dos bases, Sergi Costa y Martynas Zimantavicius, en negativo.

Ya con 45-60 en el marcador, el objetivo era mantener el average, como aseguró García tras el encuentro. Alicante supo gestionar la ventaja e incluso acabó el partido sin perder ninguno de los cuatro cuartos, algo indispensable en baloncesto si un equipo pretende ganar. Los aplausos de Pisuerga en la despedida de su equipo y el "toca trabajar" de Paco invitan al optimismo porque con la Copa Princesa de por medio, los blanquivioletas tratarán de recuperar efectivos, esos que no para de echar de menos.