La clase práctica con beceristas de escuelas taurinas resultó un éxito y congregó a casi 8.000 personas
Noel García y Diego Ortega dejan su sello de calidad en Valladolid
La clase práctica con beceristas de escuelas taurinas resultó un éxito y congregó a casi 8.000 personas
La plaza de toros de Valladolid registró una gran entrada en esta clase práctica que reunió a seis becerristas con hambre de triunfo, precisamente en el día de San Pedro Regalado, patrón de la ciudad y de los toreros. Los aspirantes llegados de las escuelas de Palencia, Salamanca y Segovia ofrecieron una entretenida tarde en la que Eduardo, Noel, Jorge, Guillermo, Diego y Jaime dejaron su tarjeta de presentación, ante una gran novillada de El Collado.
Se fue a la puerta de toriles con decisión el novillero de la escuela taurina de Palencia Eduardo Rodríguez. A punto estuvo de arrollarlo el novillo, un colorado fuertote de El Collado. Muy variado con el capote, donde sobresalió un quite por gaoneras, Eduardo protagonizó un notable tercio de banderillas, entonado y reunido en los tres pares. El palentino demostró oficio y no se arrugó ante un novillo codicioso que le exigió en los embroques. Los tendidos lo agradecieron.
Brindó al consejero de Cultura, Gonzalo Santonja, y comenzó una faena en los medios, aunque pronto el novillo comenzó a rajarse. El novillero aprovechó entonces la inercia del eral especialmente sobre la mano izquierda. Puso voluntad Eduardo Rodríguez y dejó buenos pasajes sobre ambos pitones coreados por el público. Finalizó su actuación de hinojos. Mató de estocada contraria. Una oreja.
Osado se llama el segundo eral de la tarde que le correspondió a Noel García, de la Escuela de Salamanca. Un novillero mucho más hecho que se estiró a la verónica dejando un ramillete muy cadenciosas, alternando con chicuelinas y una buena media. Quitó por chicuelinas Jorge Oliva y Noel le replicó por el mismo palo, con una larga como remate.
Brindó al empresario Carlos Zúñiga y comenzó el trasteo de rodillas, siempre basando su toreo en el temple. Buen novillo, pronto y repetidor, arrastrando el hocico, que fue creciendo y mejorando en las manos de Noel.
Al natural hubo muletazos de bella factura, por hondos, templados y bajos y con un concepto muy clásico. No acertó con el acero. Pinchazo y media trasera y tendida. Aplausos para el novillo y vuelta al ruedo para el becerrista que debutará con caballos esta temporada.
Se estiró sin probaturas Jorge Oliva ante Veneciano, otro castaño de El Collado que tomó bien el percal. El de la escuela taurina de Segovia puso banderillas, con un buen par al quiebro. Dedicó su labor al público, aunque el trasteo no subió de voltaje. El novillo, más áspero que sus hermanos, no dejó expresarse al de Segovia, que tuvo que siempre que templar el constante cabeceo del animal. Administró bien los tiempos y las distancias y consiguió series de mayor mérito. Faena muy larga que remachó con manoletinas y dos estocadas tras un aviso. Oreja.
El vallisoletano Guillerno Herrero, de la Escuela Taurina de Palencia, se fue a portagayola para recibir a Aguerrido, un eral más terciado. Entró en quites Diego Ortega, también vallisoletano, que dejó su firma por chicuelinas.
Se dobló por bajo en el inicio con la muleta y puso voluntad ante un eral más pegajoso, con el que tuvo que perder pasos para ligar los muletazos. Los mejores momentos llegaron al natural, en un trasteo donde se impuso a su bisoñez a base de porfiar. Entró dos veces con la tizona y cortó una oreja.
Glorioso fue el quinto. Un eral con el que debutó Diego Ortega, torero que quiere serlo de Valladolid, actualmente en la escuela de Salamanca. Dejó su sello con el capote y brindó a su hermano.
Muleta en mano comenzó con unos pintureros ayudados y enseguida se echó la pañosa a la derecha, donde brotaron muletazos de buen trazo, ante un eral que repetía con una embestida franca.
Al natural el trasteo no ganó enteros. Y el novillo poco a poco fue bajando la intensidad. Pero Diego Ortega demostró que tiene el toreo en la cabeza y dejó algunos muletazos de mucha clase, en colocación y ejecución.
Acortó distancias, alargó el trasteo y sufrió una voltereta sin consecuencias. Manoletinas y media estocada que le sirvió para cortar un trofeo. Por delante tiene mucho camino.
Cerró esta novillada, celebrada en el coso de Zorrilla, bajo el formato de clase práctica, Jaime Hermoso de la Escuela Taurina de Segovia, quizá el novillero menos cuajado de los seis. Fue todo voluntad ante un gran eral, aunque dejó ver las limitaciones propias de quien está en el inicio de su carrera. Se le atravesó la espada y no hubo triunfo.