Falstaff de Verdi en el Calderón

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Falstaff de Verdi en el Calderón
El autor esÁgreda L.M.
Ágreda L.M.
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El alto nivel y la sustancia homogénea del director musical, la dirección de escena, el vestuario, la iluminación y los artistas que vemos esta noche en el Teatro Calderón son los  rasgos más importantes para decir que Falstaff de Verdi ha sido un éxito como la copa de un pino.

La belleza de la voz y la portentosa interpretación del barítono Carlos Álvarez (Sir John Falstaff) expresando en cada momento la comicidad de su personaje encandiló al público del Teatro Calderón, lleno hasta la bandera. Esa madurez artística demostrada por Carlos Álvarez y esa autoridad que posee su voz, añadida a su imponente presencia da empaque a esta Ópera.

Rodrigo Esteves (Ford) tiene una voz bellísima y nos regaló una convincente interpretación llena de expresividad y se metió al público en el bolsillo.  El Tenor, Joel Prieto (Fenton) derrochó generosidad a raudales y un excelente fraseo y una presencia en el escenario que brilla en todos los rincones del teatro.

Me sorprendió gratamente la Soprano Rocío Ignacio (Alice Ford) por la autoridad de su acento, esa manera de deletrear cada palabra cantada, se me atoja que es muy licito esperar de ella grandes cosas. La Mezzosoprano Cristina Faus (Meg Page) convenció al respetable con esa voz cálida como una noche caribeña, dotando a su personaje de todas las sutilizas para que el público se fijara en él y pudiera disfrutar a su antojo.

La Soprano, Maylin Cruz demostró su magnífico estado de forma desde que apareció en escena. Tiene un tono de voz brillante y a la vez sobrecogedor.

El Director de escena, Jacopo Spirei cautivó al público con su propuesta. Convencional y atrevido al mismo tiempo, supo en cada momento que lo que pasara en el escenario fuera importante.

La escenografía de Nikolaus Webern, fascinante, embaucó al público desde que se subió el telón. Esa casa a punto embarrancar puso el alma en vilo en las primeras filas y en la últimas.

La Dirección musical a cargo de Oliver Díaz nos ofreció un Verdi expresivo de principio a fin, con el volumen justo para que el elenco conectara con el público. La OSCyL hizo gala, -como es norma de la casa- de una profesionalidad y una vitalidad que el público supo reconocer y agradecer con sus afectuosos aplausos.

El canto lírico es Patrimonio de la Humanidad, tiene más de 400 años de historia y de arraigo en todo el mundo. Esta noche en el Teatro Calderón de Valladolid ha significado un elemento de cohesión de primer nivel.  Falstaff ha demostrado sobradamente que hay un espacio para la Ópera en Valladolid. Es cercana, accesible y representa un equilibrio entre la modernidad y la tradición sin tener que pasar por Patrimonio para que lo autorice, ni esperar que el gallo cante tres veces.

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