Era uno de los representantes más prolíficos de la literatura infantil y juvenil
La liberación de Miguel Macaro
Una nueva edición de Palabras contra el olvido
Los cuadros de Miguel Macaro que expone en la Casa de las Artes de Laguna de Duero (Valladolid) poseen una doble actitud: por una parte, parecen llevar al espectador a un mundo de tranquilidad y sosiego y por otra resultan profundamente inquietantes. El rasgo propio con tintes abstractos de sus pinturas quizás sea el fundamento buscado que más resalta de la exposición.
La concepción del tiempo en el cual los sueños se convierten en un momento de privilegio, en un instante sublime donde el artista percibe los auténticos rostros que muestra en los títulos de sus cuadros no deja de ser a fin de cuentas los sueños de Miguel Macaro que fluyen cono un temporal en su devenir cotidiano.
Porque los cuadros de Miguel Macaro son símbolos que solo el reconoce y puede firmar. Va dejando sus huellas, sus marcas, erosiones, garabatos en sus cuadros de forma anónima. El artista encuentra el equilibrio deseado en sus marcas personales. En los cuadros de Mi madre, Mi padre, Mi hermano, se refleja su identidad.
Obras hechas que pertenecen al pasado, pero estarán presente siempre en sus obras venideras. Las pinturas de Miguel Macaro se podrían haber realizado en cualquier muro de cualquier ciudad. Pinturas que con el paso de tiempo ya no tendrían autoría, serían anónimas. El azar como proyecto y como testimonio de la supervivencia cotidiana.
Es esta exposición, se nota, se capta a esta hora de la mañana que está hecha de silencio y de clandestinidad a partes iguales. La realidad a veces interesa y otras veces no. Uno siente cuando contempla su obra Silencio o Resto de una búsqueda II, un grito sin palabras; contempla una verdad insistente: hay que aceptar el pasado y el presente y desear el futuro incierto.
Los cuadros de Miguel Macaro son verdaderas metamorfosis., Al despertarse Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo... Los colores, las texturas, los arañazos, todo que lo pone el artista en sus cuadros representan verdaderas metamorfosis de lo humano. La tragedia y la ironía posiblemente sea lo que más caracteriza la obra del artista vallisoletano. Y sigue pintando en su estudio como si nadie le viera.
La influencia de Joseph Beuys, considerado uno de los artistas más rompedores del siglo XX es evidente. Ese mono de trabajo colgado en forma de reliquia curativa, que cuando se lo enfunda el artista, sana cuerpo y espíritu.
Ese interés que tiene Miguel Macaro por lo primitivo, podía haber sido un buen arqueólogo (un cavador metido en un agujero) manipulando momias, pedruscos, tejidos, lo plasma en sus pinturas. La importancia que adquiere en sus cuadros esa sobriedad cromática que respira la exposición es de vital importancia. Porque pareciera que el artista no pintara con pincel, sino que pinta con sus propias manos
La vida, dejó escrito Pessoa, es lo que hacemos con ella. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.
El galardón al Mecenazgo, otorgado por 'ARS Magazine', reconoce 25 años de colaboración para exponer obras en Valladolid; la entrega será el 2 de junio en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
El espectáculo combina la interpretación en directo de un oboe y un violonchelo con la expresividad de la danza
El estreno en directo de su proyecto en solitario tendrá lugar el 31 de mayo en la sala El Desierto Rojo de Valladolid