El cielo se abre en Valladolid para iluminar la Resurrección de Jesús

La procesión del Encuentro entre Jesús Resucitado y la Virgen de la Alegría pone el fin a la Semana Santa ante centenares de fieles

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El cielo se abre en Valladolid para iluminar la Resurrección de Jesús
Imagen de Jesús Resucitado. Fotos: Sergio Borja
Rebeca Pasalodos Pérez
Rebeca Pasalodos Pérez
Lectura estimada: 2 min.
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Tras dos días de cielos encapotados y corazones en vilo, la Semana Santa vallisoletana ha encontrado, este domingo, su broche de oro en una mañana iluminada de sol. Las nubes, que desde el Viernes Santo mantenían cautivas en los templos las emociones de cofrades y devotos, se han retirado como un telón para dejar paso a una escena largamente esperada: el Encuentro de Jesús Resucitado con la Virgen de la Alegría en el corazón de Valladolid.

A las 10:30, las puertas de Porta Coeli y San Benito el Real se abrieron al unísono al ritmo solemne de los tambores. Por un lado, Jesús Resucitado, obra de Ricardo Flecha, avanzaba majestuoso acompañado por su cofradía, portando la luz de la victoria sobre la muerte. Por el otro, la Virgen de la Alegría, con rostro sereno y vestido claro, era escoltada por los suyos, como madre en busca del Hijo glorioso. Y como prueba de la Resurrección, el Santo Sepulcro vacío. Las calles, parecían despertar con cada paso, y en los rostros de los asistentes lucían miradas emocionadas. 

A las 11:00, en la Catedral, la Misa Pascual presidida por el Arzobispo se convirtió en una celebración luminosa que dio paso al momento más esperado.

A las 13:30, en la Plaza Mayor, se produjo el Encuentro. Dos cortejos convergiendo, dos imágenes acercándose poco a poco entre la emoción y el sonido de los tambores. Cuando madre e hijo quedaron frente a frente, el tiempo pareció detenerse. El Arzobispo dirigió un breve fervorín y, mientras se alzaba la Bendición Apostólica, el sol coronaba la escena con una luz que no era solo meteorológica, sino profundamente espiritual.

El cielo se llenó de blancura al liberarse las palomas que simbolizan la paz y, con el regreso de los pasos a sus templos, no solo se cerró la procesión, sino también una Semana Santa marcada por la fe paciente de una ciudad que sabe esperar. Y hoy, Valladolid ha resucitado con su Cristo y con su Virgen. Con alegría, con sol, y con corazón.

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