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Aurelio García: "La Semana Santa es la expresión de la fe de un pueblo"
El obispo vallisoletano será el encargado de dar el Pregón de la Semana Santa de Valladolid
El próximo 4 de abril la Catedral de Valladolid será el escenario del tradicional pregón que inaugura la Semana Santa vallisoletana. Este año el encargado de dar comienzo a la Pascua será el obispo vallisoletano y subsecretario del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el Vaticano, Aurelio García Macías.
Tribuna Valladolid ha entrevistado al pregonero para conocer de primera mano sus impresiones y el mensaje que quiere transmitir en su pregón. En la conversación, el obispo vallisoletano ha compartido su vínculo con la tradición religiosa y cómo afronta el reto de abrir oficialmente una de las celebraciones más emblemáticas de la ciudad.
PREGUNTA: ¿Cómo le surgió la oportunidad, donde estaba cuando te lo dijeron?
RESPUESTA: Yo estaba en mi despacho trabajando antes de Navidad cuando me llamó el alcalde de Valladolid diciéndome que habían pensado en mí para ser el pregonero de esta Semana Santa, y que tenía que decir sí o sí. Parece ser que se acordaba que mi nombre tendría que ser alguna vez pregonero.
Yo le dije que necesitaba consultarlo aquí en Roma porque nosotros tenemos nuestras agendas. Tuve que consultar al Prefecto para ver si no había ningún inconveniente en que yo me ausentara; fue posible y respondí afirmativamente al alcalde.
P: ¿Pensó en algún momento rechazar esta oportunidad?
R: Si, se me pasó por la cabeza, lo confieso. En primer lugar, te agrada porque es tu provincia, he vivido mucho tiempo en la ciudad. Recibir una noticia así es agradable; pero es, también, una gran responsabilidad. Uno no se puede presentar allí con un pregón improvisado.
Me condicionaba el poco tiempo del que dispongo en Roma, y me preocupaba el aumento de trabajo que suponía la preparación del pregón.
P: ¿Soñaba con que algún día podía pasar o nunca se lo planteó?
R: Ciertamente no. Sí encontré natural proclamar el Sermón de las Siete Palabras en el 2006, porque hay una tradición no escrita, que el consiliario de la cofradía solía ser un candidato. Entonces lo consideraba lógico; si era consiliario de las Siete Palabras era normal que hiciera el Sermón.
Pero para el Pregón de la Semana Santa yo siempre veía a personalidades más de otro tipo, aunque ha habido obispos y gente de Iglesia. No me consideraba como candidato, por lo menos de momento.
P: ¿Cómo ha afrontado el reto de escribir el pregón? ¿Se ha inspirado en alguna experiencia personal o religiosa en particular?
R: Lo que más cuesta es buscar el esquema, es decir, qué quiero decir. No soy un historiador, ni un literato, ni un político, soy un obispo de la Iglesia, ahora en Roma. Lo primero que me plantee fue, ¿qué puede decir un obispo vallisoletano a sus paisanos? y ¿qué puedo aportar yo a la historia de los pregones de Valladolid en este momento histórico?
Y esto desde mi particular especialidad, estudio y trabajo en el ámbito de la liturgia, porque en este momento de mi vida trabajo en la Santa Sede en el Dicasterio encargado de la liturgia, es decir, la institución vaticana que cuida de todo lo relacionado con las celebraciones del Rito Romano en todo el mundo.
Para mí sería muy importante clarificar y dar a conocer bien, -aunque lo sabemos-, ¿qué es la Semana Santa? y ¿cómo la celebramos en Valladolid?
P: ¿Qué significa para usted la Semana Santa de Valladolid?
R: Para mí es vivir la fe como cristiano, es un momento intenso para vivir mi fe cristiana con mis paisanos de Valladolid. La Semana Santa es vivir la fe celebrando la muerte y resurrección de Cristo, es vivir la fe en la que creo.
P: ¿Tiene algún recuerdo especial de su infancia o juventud ligado a las procesiones?
R: Muchísimos. Yo nací en el pueblo de Pollos, y mi infancia está allí. Guardo un gratísimo recuerdo de la Semana Santa de mi infancia, sobre todo, porque, en aquel momento, era un pueblo socializado religiosamente, que vivía la fe.
Tanto las celebraciones de la iglesia, como las procesiones en la calle eran una vivencia profundamente cristiana, incluso para un niño. Ahora es cuando valoro y recuerdo el rostro de muchas señoras y señores de mi pueblo en estos días de Semana Santa.
Veo que nosotros, sin darnos cuenta, hemos recibido toda esa vivencia por ósmosis. En mi pueblo, nadie nos ha dado una charla sobre la Semana Santa, nadie nos ha dado una explicación de lo que hacemos, pero, al menos mi generación, hemos recibido esa viva tradición. Ahora lo recuerdo, en la madurez de mi vida; aquellas señoras y señores que iban al vía crucis bien de mañana el Viernes Santo, cómo celebraban las procesiones, como iban por la noche a rezar al monumento... todo eso no se puede olvidar.
P: ¿Qué le parece la promoción que se le está haciendo a la Semana Santa vallisoletana?
R: Yo creo que toda promoción es buena y hasta cierto punto lógica, porque aprovechamos un acontecimiento de este calibre para el bien de todos. Es bueno para el turismo, los hoteles, las agencias de viajes... yo lo comprendo.
Pero no debemos olvidar lo importante: la Semana Santa es la expresión de la fe de un pueblo. Yo me pregunto muchas veces, ¿por qué hay gente se desplaza a otros pueblos para disfrutar de estos actos religiosos de la Semana Santa? ¿Qué hay allí, solo espectáculo, teatro o cultura? Quizás para los turistas sí; pero no para todos aquellos que están involucrados.
Todos estos aspectos en torno a la promoción turística me parecen bien; pero sin olvidar que es un acontecimiento de fe.
P: ¿Qué día marcaría en rojo en esta Semana Santa?
R: Sin duda alguna, el Viernes Santo. La tradicional religiosidad castellana, muy configurada por los "cristos" sangrantes y las vírgenes dolorosas, se ha desarrollado, sobre todo, en este día. Valladolid ha organizado muy bien el Viernes Santo y, en gran parte, se lo debemos al arzobispo Remigio Gandásegui. Él ayudó a expresar mejor la idiosincrasia a este acontecimiento vallisoletano, a pesar de que en su momento le criticaron. Antes cada cofradía organizaba sus procesiones independientemente; no había una procesión general que aunara a todas las hermandades. Gracias a él, se instaura esa procesión como una descripción ordenada del relato de la pasión del Señor.
Nos falta, todavía, redescubrir la fuerza del día de resurrección, la fuerza de la vida; convencernos que la resurrección vence a la muerte; y que la alegría se impondrá al sufrimiento y a la tristeza. Nos falta redescubrir con más fuerza la paz y la alegría de la resurrección.
P: A las personas que no han vivido esta Semana Santa, ¿qué les diría?
R: Lo que les diría es que trataran de descubrir desde lo visible que ven, el misterio profundo que se celebra y que no ven. Es decir, cómo pasar de la espectacularidad de lo visible al misterio invisible que se celebra, que es Cristo; de la estética, las procesiones, las cofradías, las músicas, las flores, los colores, las calles... al misterio que se celebra y procesiona: la muerte y resurrección de Jesucristo.
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