El conjunto pucelano no encontró su juego y frena su impulso en la lucha por los puestos altos de la clasificación
El Fundación Aliados lucha hasta donde llega el fuelle
El Fundación Aliados ha tenido que conformarse con el cuarto puesto en la Supercopa de España, que vista la situación en la que ha llegado -con cinco jugadores y un sexto, Jelmer Van Brunschot, que se estaba recuperando de una lesión-, es motivo más que suficiente para sentirse orgulloso de unos jugadores que han aguantado el tirón ante los mejores equipos de España, y que han tratado de plantar cara hasta el final, aun sabiendo que no tenían nada que hacer.
De hecho, frente a Bilbao, que en el inicio pagó el bajón moral sufrido en la semifinal ante Ilunion, ya que se les fue de las manos en los últimos segundos, los vallisoletanos mantuvieron el tipo, con un buen ataque, pero la mala defensa permitió a los vascos ir adquiriendo ventajas, que alcanzaron los nueve puntos al final del primer cuarto (27-18).
Estas diferencias fueron aumentando, de manera paulatina, a medida que los vallisoletanos se iban desfondando, aunque la buena noticia es que Jelmer no se resintió de su lesión, y pudo jugar durante muchos minutos. Lo cierto es que, ante equipos muy físicos, se nota cuando falta fuerza, y con tan pocos efectivos, el Fundación Aliados hizo cuanto estuvo en sus manos, en un choque muy duro, sobre todo, para las puntuaciones bajas.
Esa floja defensa del cuadro morado mejoró el porcentaje en el tiro de Bilbao, ya de por sí tremendamente alto, y también propició sus contraataques, una vez más, comandados por Asier García. Al final, el conjunto vasco no perdonó, y el tanteo terminó en el definitivo 96-44.
Los blanquivioletas deberán ganar y esperar una derrota de Hestia Menorca o Grupo Alega Cantabria para poder certificar la permanencia
El vestuario quesero apela a su experiencia en eliminatorias, a la profundidad de plantilla y al empuje de su público para dar un paso más
Un encuentro de la "máxima importancia" que han preparado "con intensidad", tal y como asegura Michael Walker-Fitton